¿Estás nervioso no? Como si no puediera verlo. Cada movimiento de tu cuerpo lanza señales de humo. Estas aterrado. Entre otras cosas, las gotas de sudor de tu frente te delatan. También cómo te frotas las manos. También cómo cruzas las piernas. Todo tu cuerpo está pidiendo auxilio. Pero sé y sabes que es algo que hemos pasado todos. Y entre el éxito y el olvido solo hay un tartamudeo, una leve pausa desacompasada. Y todo podría derrumbarse. Así que repite interiormente que el mundo es de los valientes, de los audaces. Que tienes que mirar de igual a igual a tus objetivos, estar a la altura de ti mismo. He visto toda la pasión que hay en ti. Y sé que el mundo disfrutará igual o mas que yo descubriéndote. Así que encarámate de una vez al trampolín. Qué se abra el telón. Redobles y timbales. La gente dejará de hablar para escucharte. Y serás para ellos la más pura inspiración. Vamos, arriba. Ha llegado tu momento. Aunque es el momento de todos. Ha llegado el momento de la verguenza torera.
Julio C. Salinetti
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