El gran Agustín de Foxá afirmaba en su Madrid, de corte a checa que en España detrás de la cruz estaba el diablo, pero no el vacío. Con esto quería poner de manifiesto la incapacidad de los hispanos para ver la amplia tonalidad de grises que va del blanco al negro. Y tenía razón.
Han pasado ya muchos años de aquella guerra fratricida, pero las palabras del aristócrata madrileño continúan vigentes gracias al empeño de esa pandilla de necios que se hacen llamar socialistas. Estos carcas progresistas se empeñan en separar España en dos bajo el viejo axioma de “estás conmigo o contra mí”. Lo han hecho con la ley de memoria histórica, con la ley de matrimonio homosexual, con la aprobación del Estatuto de Cataluña y un sinfín de leyes tan sectarias como las promulgadas allá por la década de los treinta… La última que se les ha ocurrido es la ampliación de la ley del aborto.
No quiero hacer una defensa jurídica del derecho a la vida (me parece que se defiende por sí sólo), pero me van a permitir que les recuerde que en España el aborto es un delito despenalizado en tres supuestos. Así lo ha reconocido el Tribunal Constitucional cuando se le ha preguntado y así consta en el Código Penal. Con la nueva ley, el Gobierno de ZP pretende no sólo la supresión del aborto como delito tipificado en el Código Penal, sino auparlo a la categoría de derecho. ¡Tóquese usted el níspero, don Baldomero! En otras palabras, que volvemos a los días del “nosotras parimos, nosotras decidimos”, vaya un progreso.
La excusa para esta ley es la de siempre: el clamor popular. Sin embargo, todos sabemos que en España, con la ley vigente aborta quien quiere y, además, de forma legal. No, no es el clamor popular lo que ha llevado a Zapatero a esta ley.
La razón cabe encontrarla en el odio socialista al derecho. Alguno pensará que exagero, pero me van a entender muy pronto: ¿Recuerdan la detención el año pasado de ese doctor de pacotilla llamado Morín? Se le acusaba de cometer abortos fuera de los tres supuestos despenalizados, un delito, insisto, tipificado como tal en el Código Penal. Pero, claro, era “uno de ellos” y la progresía no podía permitir que uno de ellos fuera a la cárcel, así que los sociatas en el Gobierno comenzaron una movilización en defensa de Morín que culminó con Zapatero declarando que nadie iría a la cárcel por un asunto como el aborto mientras él estuviera en el Gobierno, con lo que, por primera vez en la historia, un presidente del gobierno de ponía de parte de los delincuentes. Inaudito, pero así es. Si esto no es odiar el derecho, que venga Dios y lo vea.
Además, da la casualidad de que en España nadie ha ido a la cárcel acusado de abortar, con lo que las palabras de nuestro querido profeta de León son tan vacías como absurdas. Pero a estas alturas de partido, ¿alguien medianamente inteligente se cree las patrañas de ZP?
Enrico Palazzo
Han pasado ya muchos años de aquella guerra fratricida, pero las palabras del aristócrata madrileño continúan vigentes gracias al empeño de esa pandilla de necios que se hacen llamar socialistas. Estos carcas progresistas se empeñan en separar España en dos bajo el viejo axioma de “estás conmigo o contra mí”. Lo han hecho con la ley de memoria histórica, con la ley de matrimonio homosexual, con la aprobación del Estatuto de Cataluña y un sinfín de leyes tan sectarias como las promulgadas allá por la década de los treinta… La última que se les ha ocurrido es la ampliación de la ley del aborto.
No quiero hacer una defensa jurídica del derecho a la vida (me parece que se defiende por sí sólo), pero me van a permitir que les recuerde que en España el aborto es un delito despenalizado en tres supuestos. Así lo ha reconocido el Tribunal Constitucional cuando se le ha preguntado y así consta en el Código Penal. Con la nueva ley, el Gobierno de ZP pretende no sólo la supresión del aborto como delito tipificado en el Código Penal, sino auparlo a la categoría de derecho. ¡Tóquese usted el níspero, don Baldomero! En otras palabras, que volvemos a los días del “nosotras parimos, nosotras decidimos”, vaya un progreso.
La excusa para esta ley es la de siempre: el clamor popular. Sin embargo, todos sabemos que en España, con la ley vigente aborta quien quiere y, además, de forma legal. No, no es el clamor popular lo que ha llevado a Zapatero a esta ley.
La razón cabe encontrarla en el odio socialista al derecho. Alguno pensará que exagero, pero me van a entender muy pronto: ¿Recuerdan la detención el año pasado de ese doctor de pacotilla llamado Morín? Se le acusaba de cometer abortos fuera de los tres supuestos despenalizados, un delito, insisto, tipificado como tal en el Código Penal. Pero, claro, era “uno de ellos” y la progresía no podía permitir que uno de ellos fuera a la cárcel, así que los sociatas en el Gobierno comenzaron una movilización en defensa de Morín que culminó con Zapatero declarando que nadie iría a la cárcel por un asunto como el aborto mientras él estuviera en el Gobierno, con lo que, por primera vez en la historia, un presidente del gobierno de ponía de parte de los delincuentes. Inaudito, pero así es. Si esto no es odiar el derecho, que venga Dios y lo vea.
Además, da la casualidad de que en España nadie ha ido a la cárcel acusado de abortar, con lo que las palabras de nuestro querido profeta de León son tan vacías como absurdas. Pero a estas alturas de partido, ¿alguien medianamente inteligente se cree las patrañas de ZP?
Enrico Palazzo
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