lunes, 24 de octubre de 2011

Retorno al infierno

Hoy me he suicidado porque tenía frío,
y en el infierno vi el arma homicida,
los últimos restos del árbol caído,
la voluntad moribunda del reo de muerte,
la risa partirse de pena,
la ciudad llorando a cántaros.
Allí vi taxistas leyendo a Bakunin,
a niñas que duermen en su cama contentas,
porque no saben que un monstruo hay debajo:
el despojo de la soberbia
jugando al póker con la injusticia.
Mientras, los versos mantienen mis cimientos
esperando a un Godot
al que no le van los juegos de manos.
Si nos pinchas, no sangramos
las pirañas que habitan mi vaso
me chuparon la última gota.
Ahora soy una de ellas.
Contemplé a cobardes bajo orden de arresto
por vivir una vida de vil desenfreno
y llenar su cabeza de horrible lamento.
Me entró pánico.
Motoristas sin casco gritando a la vida joven,
maestros de plaza dando un buen pase de pecho,
tu último beso a oscuras, sin palos de ciego
y un orgullo quebrado...
Hoy he ido al infierno y he vuelto

A Borjita

Luiggi Pirandello

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