martes, 4 de octubre de 2011

¡Libertad para los presos cebollistas!



Miles de personas indignadas se han congregado esta mañana a las puertas de la Audiencia Nacional, unidos por un mismo grito: "¡Justicia para los presos cebollistas!". La policía nacional ha tenido que disolver la concentración por miedo a un posible boicot del proceso judicial que está llevando a cabo el juez Ruz. Los disturbios han continuado a primera hora de la tarde en las inmediaciones de la plaza madrileña de Colón; los manifestantes han cargado contra distintos restaurantes de la zona, amenazando a todo aquél que no fuera capaz de preparar una tortilla compuesta por el ansiado bulbo liliáceo. El germen del problema nace con la detención del último líder cebollista, Fulgencio Stanis, cuyo delito fue proferir una elegía exaltando las virtudes del hígado de cerdo encebollado en la manifestación del pasado mes de junio. Para el juez Ruz, se trata de algo más que un conjunto de versos bien rimados, acusándolo de apología del cebollismo y colaboración con banda cebollista. Pues, recordemos que Stanis formó parte de las juventudes entrenadas en las montañas de los Pirineos para ser capaces de preparar cócteles de cebolla caramelizada. A él se suman cada vez más casos de detenidos por razones similares: la noche del jueves, un joven de veinte años recibió una paliza prácticamente de muerte por haber inundado el patio de su urbanización con el olor de un sofrito. La culpa la tuvo simplemente una ventana mal cerrada. Abogados del detenido sugieren incidir en la violación del principio de legalidad pues no existe hoy día regulación alguna acerca de tal desproporcionada persecución. Por su parte, el Ministerio del Interior en colaboración con el de Agricultura y Pesca se amparan en la Disposición Transitoria número Treinta del Decreto-Ley de Nutrición y Desarrollo Culinario: "todo aquel que contrajere intención de consumir cebolla, en cualquiera de sus variantes o en cualquiera de las formas previstas para su degustación, será condenado [...]". Fuentes cercanas a los detenidos han confesado que el trato recibido por los detenidos ha sido demencial y cada vez se sospecha más de la ortodoxia policial. El boca a boca ha conseguido que cada vez más personas se solidaricen con la causa cebollista, convocándose dos manifestaciones en Cataluña y otra en la Puerta del Sol. Puede que fuera hace lustros cuando se registró un enfrentamiento social semejante. Los historiadores reconocen que la persecución a los laístas no es, bajo ningún concepto, equiparable ni en cuanto a medios ni en cuanto a fondo. Con el paso de los días la crisis va en aumento y las instituciones locales también se han visto obligadas a tomar partido en este conflicto. Sin ir más lejos, el parlamento catalán ha propuesto sacar adelante un proyecto de ley, haciendo uso de sus competencias, por el cual la cebolla fuera considerada de una vez por todas como una droga ilegal. Su argumento giraba entorno a la idea del estímulo inconsciente que ésta es capaz de producir en el lacrimal humano. Esta iniciativa ha sido respaldada por la gran mayoría de los partidos , a excepción de los diputados de Izquierda Unida Verde, que sufrieron un colapso cardíaco en la víspera de la votación, cuando pudieron ojear el orden del día. Mientras tanto, el agricultor era un paño de lágrimas en la tribuna de invitados. Ante el peligro de nuevos enfrentamientos, el Gobierno planteará este viernes en el Consejo de Ministro la posibilidad de activar el Estado de Alarma, haciéndose responsable el ejército de una situación sin precedentes. El flujo de denuncias entre cebollistas y no cebollistas han colapsado por completo las comisarías de los distintos distritos de la Comunidad. La última, de un prostíbulo cercano a la Puerta de Alcalá en el que una de sus empleadas se negó a prestar sus servicios debido a que a un cliente se le repetía una sabrosa sopa de cebolla. Otra, de la localidad de Ciempozuelos, en la que un dependiente de una tienda de ultramarinos se negó a entregar cebollas a un lugareño que ya las había comprado vía internet. El abogado del dependiente, haciendo gala de su estrafalario bigote, alegó que "la parte contratante de la primera parte acordó con la parte contratante de la segunda parte un contrato que, ateniéndose al Decreto Ley de Nutrición, era absolutamente anulable". Algo inaudito.¿A dónde vamos a llegar? Es deplorable que, en un Estado de Derecho como el nuestro, se sigan cometiendo estas atrocidades. El problema, probablemente, resida en los defectos que plantea nuestro sistema. Sí, nuestro sistema, ése que decidimos instaurar en 1978 para huir de dictadores implacables. Ahora, más que nunca, hay que echarse a la calle. Hemos de cambiar las instituciones políticas desde sus bases. Hay que demostrar al mundo que realmente somos muchos los jóvenes y adultos que vivimos indignados. Ya hay decenas de personas encerradas en la cárcel por un motivo injusto. ¡Ocupa tú la calle, no esperes a que lo haga el vecino! Desempolva la tienda de campaña y planta cara los Cuerpos y Fuerzas del Estado del Malestar. Míralos y grita... ¡Justicia para los presos cebollistas!

A la peña cebollista madridista

Luiggi Pirandello

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